Hallaron muerto a un youtuber acusado de poseer pornografía infantil

  • Publicado el 26/05/2024

En un pequeño departamento de Isidro Casanova, la vida del youtuber Leonel Esteban Borroni llegó a su fin de manera trágica. A sus 40 años, este influencer famoso por sus aventuras y reflexiones en línea, fue hallado sin vida en su propio hogar. Las circunstancias apuntan a un suicidio, pero las preguntas persisten:

¿Qué lo llevó a dar ese paso irreversible? ¿Cómo se relaciona con la acusación de tenencia y distribución de material pornografía infantil que pesaba sobre él?

La noticia llegó tras un allanamiento e indagatoria por esa grave acusación de tenencia y distribución de material pedófilo.

ACUSADO DE POSEER PORNOGRAFÍA INFANTIL

La investigación se originó a partir de una alerta del National Center For Missing and Exploited Children (NCMEC), una organización estadounidense que rastrea la circulación de contenido prohibido. Se reportaron más de 300 imágenes de abuso sexual infantil, algunas de las cuales podrían ser de producción casera, involucrando a menores de 13 años.

La presión de la causa judicial, según informes, había sumido a Borroni en una profunda depresión, lo que lo llevó a dejar mensajes de despedida en su teléfono celular.

Su cuñado, alertado por la falta de respuesta a las llamadas, fue quien descubrió la escena en el baño de la vivienda, donde Borroni se encontraba colgado de la claraboya, con sus extremidades atadas con precintos plásticos. La Policía Científica, tras su intervención, sugirió que las ataduras podrían haber sido autoinfligidas.

El fiscal Matías Folino, de la Unidad Funcional de Instrucción Temática Homicidios de La Matanza, está a cargo de la investigación de la muerte. El caso genera incertidumbre sobre la salud mental y las consecuencias legales y sociales que enfrentan aquellos acusados de delitos graves en el ámbito digital.

La figura de Borroni, celebrada en el mundo virtual, ahora estará para siempre marcada por la controversia y la tragedia.

Su historia quedará como una alerta de que detrás de las pantallas hay personas reales, que no pueden sostener su vida tal como la tenían, después de acusaciones de esa índole aún en estadíos iniciales de una investigación.