La UCA registró un pico de “estrés económico” que impacta en especial sobre la clase media trabajadora

  • Publicado el 04/07/2025

El Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA presentó un nuevo informe de “estrés económico” que da cuenta de un incremento del impacto del indicador sobre todas las clases sociales pero que muestra una especial incidencia en los sectores medios en el périodo que va desde el 2022 al 2024.

El informe de la UCA sintetiza en su título las conclusiones del relevamiento que realiza desde 2010. Allí, sentencian que emerge un “empobrecimiento generalizado y deterioro de los estratos medios bajos”.

Bajo la coordinación del sociólogo Agustín Salvia, los especialistas Julieta Vera y Juan Ignacio Bonfiglio presentaron el trabajo de 33 páginas en las que analizan “la complejidad de las experiencias de privaciones económicas” más allá de las “mediciones de pobreza basadas en umbrales monetarios”.

Autopercepción de la crisis

Para los analistas “el indicador de estrés económico complejiza el análisis de las privaciones económicas al dar cuenta del modo en que los hogares experimentan sus restricciones, incluso si se ubican por encima de la línea de pobreza monetaria”.

Es que el indicador, que exhibe una correlación con la situación socioeconómica de las familias y en especial con los hogares indigentes y pobres con presencia de niños y niñas se vincula también “con condiciones de inseguridad laboral, endeudamiento, inestabilidad habitacional y dificultades de acceso a servicios básicos, más allá del nivel de ingreso registrado”.

Es por eso que, la dimensión investigada, permite identificar “experiencias que reflejan tensiones entre expectativas y posibilidades reales”. Dicho de otra forma el abordaje da cuenta de “eventos o transformaciones en las condiciones sociales y/o materiales (que) llevan a un hogar a considerar que sus ingresos ya no alcanzan”.

Los nuevos pobres en el abismo

Más allá de la evolución tradicional del indicador que muestra un impacto particular en los sectores con ingresos de pobreza o indigencia y de privaciones de servicios, la novedad que emerge es que “en los estratos medios bajos, el deterioro reciente es marcado: el indicador sube con fuerza entre 2022 y 2024, reflejando una profundización del estrés económico en dichos sectores”.

Es que, en los fundamentos los analistas aclaran que “los hallazgos muestran que esta relación (por la de ingresos y estrés) no es automática ni mecánica: el estrés económico -esto es, la autopercepción de insuficiencia de ingresos- responde también a factores contextuales, estructurales y de expectativas que no siempre son captados por las mediciones indirectas, objetivas y hacen visibles situaciones de privación y malestar que exceden los criterios normativos definidos por las canastas de bienes y servicios” a la vez que permite poner de relieve “situaciones de vulnerabilidad que permanecen ocultas”.

La conclusión general del informe señala que “el abordaje longitudinal de la coyuntura reciente (2022–2024) muestra que los sectores medios bajos se han visto particularmente afectados, con una creciente proporción de hogares que ingresan a situaciones de estrés económico”. Y, más de fondo, destaca que “este empobrecimiento de sectores tradicionalmente estables indica un corrimiento generalizado de las fronteras del estrés económico, que ya no se limita a los estratos estructuralmente vulnerables”.

En contraste, dicen, “los sectores más desfavorecidos -si bien mantienen niveles crónicamente altos de estrés- muestran escasa variabilidad, lo cual puede asociarse a procesos de adaptación a la privación”.

 

Fuente Tiempo Argentino